jueves, 21 de julio de 2011

Capítulo 3

Un sol abrasador entraba por una pequeña ventana de su habitación, Stacy se desperezó lentamente, se vistió y se preparó un té, como cada mañana. Sonó por primera vez en muchos meses el timbre de la casa, era un sonido sordo y seco del que Stacy apenas se acordaba. Sorprendida bajó el picaporte de la puerta, acto seguido Nuno empezó a ladrar sin parar hasta que Stacy gritó ''Basta'' y calló sin protestar. Detrás de aquella puerta apareció un hombre de aspecto simpático, ojos verdes y un cabello rubio que le llegaba a los hombros, tenías un aspecto de estrella de cine e iba vestido como si lo fuera. Millones de preguntas le invadieron la cabeza a Stacy y tenía la impresión de que aquella visita no iba a traer nada bueno.

domingo, 3 de julio de 2011

Capítulo 2

Esa sensación era indescriptible, el poder tocar y, que de sus dedos brotara una alegre melodía que en ocasiones, parecía alegrar aquellas mañanas, tardes y aquellas noches en vela que, por diferentes motivos y preocupaciones Stacy no conseguía conciliar el sueño.
Aquel extraño paisaje, que raras veces, se atrevía a explorar se alargaba hasta donde alcanzaba la vista, en el horizonte se dibujaban las colinas, alejadas y a la vez cercanas a el que era su hogar, si mirabas en sentido opuesto en las noches oscuras se podían ver las brillantes luces de la ciudad, a Stacy le daba la sensación de que lograba escuchar en la inmensidad de la noche los pitidos de los conductores impacientes por llegar a sus hogares tras una dura jornada de trabajo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Capítulo 1

Sé levanto apresurada, lista y dispuesta para la misma monotonía de días que pasaban de largo, desde hacía ya varios años, Stacy vivía la vida sin riesgos en un paraje solitario alejado de la gran ciudad. Tenía un perro Nuno que desde hacía ya casi 5 años era su única compañía, su único amigo. 

Sabía que Nuno moriría pronto ya estaba muy enfermo, llevaba tiempo sin su habitual vitalidad sin su constante movimiento que lo hacía diferente a los demás, diferente al resto, la gente prefiere decir raro, pero para ella todo lo raro era especial.

Se sentía sola, pero eso no le impedía sentirse feliz. Su única afición el piano, sin él no era capaz de vivir dos horas, cada minuto de su tiempo lo pasaba sentada en aquella cómoda butaquita, componiendo melodías y su único público la soledad. Días enteros se pasaba buscando una simple nota una simple tecla que le daría sentido a la canción.

Cuando quería romper la monotonía se atrevía a cantar algo mientras que sus largos dedos recorrían todas y cada una de las 88 teclas que aquel antiguo piano de cola poseía.