Sé levanto apresurada, lista y dispuesta para la misma monotonía de días que pasaban de largo, desde hacía ya varios años, Stacy vivía la vida sin riesgos en un paraje solitario alejado de la gran ciudad. Tenía un perro Nuno que desde hacía ya casi 5 años era su única compañía, su único amigo.
Sabía que Nuno moriría pronto ya estaba muy enfermo, llevaba tiempo sin su habitual vitalidad sin su constante movimiento que lo hacía diferente a los demás, diferente al resto, la gente prefiere decir raro, pero para ella todo lo raro era especial.
Se sentía sola, pero eso no le impedía sentirse feliz. Su única afición el piano, sin él no era capaz de vivir dos horas, cada minuto de su tiempo lo pasaba sentada en aquella cómoda butaquita, componiendo melodías y su único público la soledad. Días enteros se pasaba buscando una simple nota una simple tecla que le daría sentido a la canción.
Cuando quería romper la monotonía se atrevía a cantar algo mientras que sus largos dedos recorrían todas y cada una de las 88 teclas que aquel antiguo piano de cola poseía.
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